La disociación de la teoría y la práctica es un grave error, en cuanto que ambas alimentan las capacidades imprescindibles de cualquier profesional. Entender los conceptos permite aplicarlos, con un esfuerzo adicional reducido, en situaciones diversas y múltiples, incluso en aquéllas que surgen por primera vez. La experiencia, por su parte, favorece la formulación de reglas de decisión valiosas en la gestión cotidiana, que enseñan por los aciertos y los errores cometidos. Quizá, por ello, quien relega uno de los dos términos es porque carece de él.
El profesional práctico tiene el riesgo de caer en los erro ...